En enero de 1895, se inauguró el tramo ferroviario Apizaco-Puebla, conectando estratégicamente a Tlaxcala con otras regiones y impulsando su economía y comercio.

El ferrocarril Apizaco-Puebla fue una extensión crucial del sistema ferroviario mexicano, que ya conectaba varias partes del país. Esta nueva vía facilitó el transporte de mercancías y personas, mejorando significativamente la infraestructura de la región.

La inauguración del ferrocarril tuvo un impacto profundo en la economía de Tlaxcala. Permitió el transporte eficiente de productos agrícolas y manufacturados, fomentando el comercio y el desarrollo industrial en la región. Además, facilitó la integración de Tlaxcala con otras áreas importantes, como Puebla y Veracruz, fortaleciendo las conexiones comerciales y culturales.

Comparado con otros proyectos ferroviarios de la época, el ferrocarril Apizaco-Puebla destacó por su capacidad para conectar regiones agrícolas con centros industriales, promoviendo un crecimiento económico sostenido. La longitud del tramo fue de aproximadamente 47 kilómetros, y su construcción implicó un esfuerzo significativo de ingeniería y trabajo manual.

La inauguración del ferrocarril Apizaco-Puebla en enero de 1895 marcó un hito en la historia de Tlaxcala, impulsando su economía y comercio. Este proyecto ferroviario no solo mejoró la infraestructura de la región, sino que también fortaleció las conexiones comerciales y culturales con otras áreas del país.

La construcción del ferrocarril fue parte de un esfuerzo más amplio para modernizar la infraestructura de México durante el siglo XIX. Además, el ferrocarril facilitó el transporte de productos agrícolas como trigo y pulque, que eran fundamentales para la economía local.